Lowani Malawi

domingo, enero 07, 2007

Historias de la abuela

El “finde” pasado me fui a ver a unos amigos a una aldea de esas por ahí perdida, que ahora con las lluvias está todavía más perdida, pues ni siquiera en bici se puede llegar, así que toca andar en el barro casi una hora.... Bueno, a lo que iba es que durante el “finde” llovió mogollón y nadie de la casa donde yo me quedo a dormir fue al campo y como no hay tele ni radio estuvimos de charla.

Le dije a la abuela que nos contara historias de cuando ella era joven......y lo hizo.Y yo lo flipé!!!!

La abuela tiene unos 65 años, que son relativos pues al preguntar la edad te dice: “Cuando era como mi nieta de alta, hubo un año de sequía, cuando tal jefe nos regaló harina... ¡Ahora adivina!!!!!!

Nos contó cómo se iba andando a todas partes y que el día que vio una bici por primera vez era como si yo volviera a Zaragoza en un Ferrari Testarrosa... una conmoción en el pueblo. Vestían taparrabos como los de Tarzán, hechos de trapos que encontraban o de cierta corteza de árbol reblandecida....NO ES COÑA!!! Tened en cuenta que ella me estaba hablando que hacía eso hasta hace tan sólo 40 años....ellos y ellas para cubrirse los genitales y ya está.

A los niños los cargaban a la espalda con una piel de cabra. No usaban fertilizante para cultivar pero no hacía falta, pues antes de empezar a contaminar con abonos químicos la tierra era todavía muy fértil.

Usaban ciertas hojas para lavarse el cuerpo y otras para la ropa, otras plantas que secas hacian las veces de sal, raíces para la diarrea y el dolor de cabeza, incluso determinada manera de quemar la hoguera para curar la malaria. Se decoraban la cara con motivos de la naturaleza y fabricaban sus propios potes de cocinar.

Tardaban tres días en llegar a la capital, que no era la sombra de lo que es, y no necesitaban llevar comida pues todo el mundo era pobre y en todas partes compartían la comida con los que caminaban. La abuela dio a luz sola en casa 5 hijos y cortó el cordón con un trozo de caña de azúcar.

No creían en Dios y bailaban a los espíritus de los animales de la tradición Nyao. Por ese entonces los animales se paseaban libres y aquello estaba lleno de elefantes, impalas y otra fauna que nunca les hacía nada a no ser que la asustasen.

Las mujeres elejían libremente al marido y todos tenían un pedazo de tierra para cuya propiedad no necesitaban papel. No sabían como encender fuego ni sabían de cerillas u otra cosa, pero desde los tiempos remotos en su aldea había una casa donde se guardaba el fuego que un día apareció, antes que ella naciera:un rayo cayó en un árbol y lo conservaron a través de los años y la gente se iba a buscar el fuego a la casa donde lo guardaban.

Llegó el hombre blanco y la lió......ella se acuerda de los primeros misioneros cuando llegaron y les dieron sal, y después les dijeron que si no creían en Dios iban a morir entre sufrimientos, así que desde entonces es católica para contentar a ese Dios, pero sigue bailando a los Nyao. Desde los fertilizantes la tierra ya no es tan fértil como antes y ahora nadie te da de comer si no pagas... Está contenta por las medicinas y la sal pero ahora tiene menos que comer y tiene que trabajar para conseguir dinero para la sal, el fertilizante y las medicinas.

Ya no vive tranquila y sin preocupaciones, pero aún conserva el buen humor y la fuerza para coger la azada... Hace un año que la conozco y ni siquiera sé cómo se llama. Todo el mundo la llama “gogo” (abuela). Nunca jamás me ha pedido nada, pero siempre que voy a verla me trae un plato de maíz seco y me hace palomitas para el camino, pues sabe que nadie en la carretera me va a dar de comer si tengo hambre.

Un besazo Chelo, que feliz cumple... ya sabes que aquí el tiempo es relativo, pero aceptaré la regañina por la tardanza. Marta otro para ti, aunque también con retraso desde el día de inocentes.

Que os quiero tol rato......... Besazos.