Lowani Malawi

martes, abril 10, 2007

Un viaje de locos

La semana pasada me dijeron: Hay que ir a buscar a un paciente al hospital de Lilongwe y llevarlo a otro hospital en Mzuzu, a unos 350km al norte... ¡OK!!

Me acompaña una hermana del paciente y resulta que lo vamos a buscar a la sala de Psiquiatría... ¿Os imagináis un manicomio por estos lares? Las instalaciones, por supuesto, deprimentes: una sala donde duermen hombres y otra para mujeres, unas veinte camas en cada sala y los que no, al suelo. También tres habitaciones privadas para los peligrosos de familia bien. Cuando llegamos, estaban repartiendo la medicación y, a mitad, la única enfermera que había (eso sí, dos por dos) se va a atender no sé qué y deja la puerta abierta y, de repente, aparecen dos de las muchachas que había hospitalizadas para conocerme (la única blanca por los alrededores)... Fue divertido. Ambas hablaban inglés, de hecho casi todos lo hablaban por allí, y me advirtieron que no hablara con las enfermeras porque estaban todas locas.

Cuando recogimos al paciente estaba en los huesos porque como no había querido comer le inyectaban glucosa tres veces al día y ya está... Al meterlo en la ambulancia nos dimos cuenta de que se había atado una goma de chancla al dedo y lo tenía completamente hinchado y azul, que nadie se había dado cuenta... y olía como si llevara una semana sin ducharse... De hecho así había sido, nadie le había aseado. Le pusieron una inyección para el viaje y la salvaje de la enfermera le dio tanto tranquilizante que no se despertó en todo el rato y cuando llamaron al día siguiente por la mañana aún seguía durmiendo.
El hospital de Mzuzu mucho mejor, una cosa más civilizada, a no ser porque cuando entré con el paciente a una de las enfermas que había ingresadas le dio un ataque de llanto gritanto que yo había ido allí para comerlos.

El hospital de Lilongwe los retiene sólo un par de semanas, luego los mandan a un manicomio a Zomba, de donde se escapa la mayoría, pues las puertas se quedan abiertas prácticamente todo el tiempo, no se preocupan de los internos y en los alrededores no es raro encontrar a un loco o a una loca completamente desnudo sin que nadie lo haya echado en falta en el hospital. Por eso este loco de familia bien consiguió ingresar en Mzuzu. Pasta o influencia.

Bueno, ahora no tengo mucho tiempo, pero la próxima vez os cuento algo que vi en este viaje, una anécdota realmente curiosa, para compartir.

Besazos, que os quiero tol rato... que no, que ya no llueve ni una gota!!!!